ADIÓS LEYENDA ZAPATER
Ayer se jugaba el ultimo partido de la temporada liguera en La Romareda contra el C.D. Tenerife, pero lo de menos era este choque. Ayer se celebró el adiós de una leyenda del zaragocismo Don Alberto Zapater bastión y pilar del zaragocismo que nos ha hecho vibrar en cada toque de balón, en cada rueda de prensa, en cada gesto, son muchísimas cualidades que atesora este ejeano en lo futbolístico hablando, de lucha, de brega, de constancia. Pero mas importantes son las que atesora como persona que es lo que le da ese plus diferenciador que no se suele ver ya en este mundillo futbolístico desvirtualizado y dinerario.
Las leyendas nunca se van, quedan en la memoria y en el corazón. «Me habéis hecho sentirme feliz con todas las letras», dijo el capitán cuando hablo micrófono en mano en la que nadie se movió al acabar el partido. Junto a sus dos hijos. Óliver y Alejandra, María, su mujer, y su hermano Rubén, Zapater recibió el brazalete de capitán del que fue el mister que lo hizo debutar y con el que se fundió en un largo abrazo, un ramo de flores de parte de una representación de chavales de la cantera y la camiseta firmada por la plantilla y el les lanzó esta palabras «todos los zaragocistas formáis parte de mí» y se acordara, sin poder evitar llorar, de su padre, Pablo, el que llevaba a su hermano y a él a La Romareda y que les inculcó su zaragocismo.
Para su hijo Óliver también tuvo unas palabras emocionadas cuando su vástago le dijo a su padre que no quería que se fuera del Real Zaragoza. «Papá nunca se va a ir del Zaragoza», le contestó el bueno de Alberto. También anadió «Óliver, cuando te explico lo que es el Real Zaragoza es porque lo que se vive aquí no se vive en otros equipos. Esto es el Real Zaragoza y esto es La Romareda», le comentó.
Su discurso estuvo plagado de emoción, se arrancó con el himno, mientras La Romareda no dejaba de corear al capitán, al mito. Habló desde el corazón, como siempre, rodeado de sus compañeros y del cuerpo técnico, de exentrenadores (Víctor, JIM, Natxo), excompañeros como Cani, Celades o César o leyendas como Nayim o Cedrún. Junto al presidente, Jorge Mas y el director general, Raúl Sanllehí, con la insignia de oro y brillantes, más que merecida, en la manos, y con emoción, mucha emoción, a raudales en un homenaje bien organizado y a la altura del mito.
Fue un adiós de los de verdad, sentido, de corazón, con el gran valor que siempre mostró el gran capitán, desde ayer eterno capitán, el jugador que podía no ser el mejor en muchas cosas, pero siempre fue el número uno en entrega y en pasión, en dedicación y esfuerzo. Por eso la grada, el zaragocismo, siempre lo vio como un ídolo, una referencia labrada desde los 12 años, construida en 422 partidos y 12 temporadas. Y La Romareda le rindió homenaje como solo se le debe tributar a los grandes.
Vimos un Templo de los Sueños abarrotado con 23.624 zaragocistas entregados a alguien que les ha dado todo con entrega y generosidad que le han convertido en bandera y leyenda del zaragocismo, con una grada que ama a Alberto, porque a Alberto, persona, capitán y futbolista, solo se le puede querer. Y el zaragocismo se lo dejó muy claro.
Que duro va a ser no tenerte Zapa, pero sabemos que no te vas, que estas ahí. Que grandes privilegiados hemos sido por disfrutarte, por sentirte por compartir contigo tantas experiencias en los estadios de toda España. Alberto Zapater héroe de leyenda en el Real Zaragoza.
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