HARTAZGO
VILLARREAL B 0-0 REAL ZARAGOZA:
Mas de dos mil zaragocistas se dieron cita en el estadio de La Cerámica, pero ni aun así este Real Zaragoza es capaz de ofrecer a su vilipendiada afición ese plus que se merecen y, jornada tras jornada, obtiene un nefasto rendimiento rendimiento deportivo que lo lleva mas hacia abajo que hacia arriba.
PRIMER PERIODO:
La tónica dominante de los primeros compases fue mucho ruido y pocas nueces o lo que es lo mismo cero resolución goleadora. Uno de los primeros en intentarlo fue Azón pero sin éxito.
Comenzaba aquí un choque de los que hacen bostezar a la grada y poco había que resaltar en estos primeros cuarenta y cinco minutos.
Corría el minuto 20 cuando Ontiveros asistía a Collado dentro del área pero sin éxito, respondiendo el Real Zaragoza pero de manera alocada. Lecoeuche hilvanaba un centro para Azón que no lego a cristalizar, enviándola por encima de la portería de Álvarez.
Adriano en el minuto 40 metió miedo pero el poder anotador de conjunto amarillo era como el zaragocista nulo. Campeaba ya el minuto 42 y Maikel Mesa lo intento de forma seria pero también mismo resultado cero resolución. Mollejo también se sumaba a intentarlo pero la tarde ya se veía que no iba a ser de goles.
Concluía la primera parte con un triste resumen de dos tiros y solo uno de ellos a puerta, así imposible ganar partidos.
SEGUNDO PERIODO:
El Villarreal B salió a por todo y casi pudo anotar tres goles a los aragoneses. Primero, Forés no conseguía rematar el pase de la muerte de Alti; después, con los dos mismos protagonistas, esta vez el delantero lograba rematar en el corazón del área y salvaba Zedadka al lanzarse con todo. Y la que llevaba el sello de Edgar, evitando a contra pie que rematasen los delanteros del filial amarillo cuando casi cantaban el primero.
Velázquez al ver que no carburaba su plantel movió el banco e hizo tres cambios sorprendentes que desnortarían de forma definitiva al cuadro aragonés. En tres minutos (del 55 al 58) y dos ventanas, Toni Moya, Mouriño y Manu Vallejo ocupaban el hueco de Francho, Lecoeuche y Azón para volver a ser un equipo de esquema desconocido y no saber ni de dónde viene ni a dónde va. Una jugada maestra que sirvió para absolutamente nada más que demostrar que el equipo no tiene un ápice de gol.
Los cambios del míster culminó con Enrich y Jaume Grau se saldó con tan sólo dos remates en ese periodo. Uno de Mouriño y otro de Enrich. Por supuesto ninguno fue a puerta en lo que empezaba a ser un espectáculo irrespetuoso para esa superlativa afición blanquilla que se recorrió miles de kilómetros para ver que su equipo no daba la talla. No había jugadas de peligro, no se sabía por dónde jugar, se fiaba todo a que el Villarreal B no tuviese su día y que Edgar Badía respondiese.
El luminoso marcaba el minuto 80 y este Real Zaragoza no daba pico en bola y lo peor, estaba falto de patrón de juego e ideas. Para entonces el hartazgo de la aficion blanquilla coreaba gritos de “Velázquez, vete ya” “Queremos un tiro a puerta”.
Se llegaba al final por fortuna sin perder pero tampoco se había conseguido la victoria algo normal ante la nula faceta ofensiva y anotadora del equipo y lo peor, ante un equipo que esta en descenso.